Esta es una interpretación personal, enfocada entre la verdad y la sátira, muestra al ser y su mundo envuelto en el día a día, en un entorno variado donde compiten lo cotidiano y lo cósmico. Se resaltan imágenes del pensador, el lector y el observador, frente al veloz ciclista que corre aturdido sin rumbo fijo, como una forma de vida del hombre de hoy; hay muchos personajes coexistiendo entre el orden y el caos y la presencia de las ventanas recuerdan simbólicamente que hay algo mágico por descubrir y que siempre es posible ver la luz…